En la prisión de máxima seguridad se encontraba Juan, que era el criminal más buscado de los últimos años. Se le acusaba por robos millonarios, usurpación de identidad y asesinatos a sangre fría.
En el día de hoy, Juan ha sido juzgado y a continuación será ejecutado por un pequeño comité que lo formaba: un juez de 60 años llamado José; dos abogados que hacían de testigos, Julia y Emilio, que eran dos jóvenes de unos 30 años aproximadamente cada uno; y por último se encontraba el policía que le detuvo, Sergio, otro joven de unos 30 años.
Minutos antes de su ejecución, Juan se encontraba en su celda de rodillas en el suelo. Había conseguido dibujar un pentagrama en el y se puso a rezar.
- “O Azazel, gran demonio de la destrucción y el descontrol.” - Empezó a orar Juan. - “Ayúdame a vengarme de las personas que quieren juzgar a tu siervo impidiendo así que cumpla tu deseo...” - Siguió murmurando.
Cuando finalizó la oración, Juan pudo oír un murmullo que le decía:
- “Eso esta hecho, hijo mio, me has servido bien y tus palabras han sido escuchadas. Te concederé la inmortalidad, para que puedas seguir sirviéndome.” - Dijo una voz profunda que venía de la nada.
A continuación hubo un silencio que duro unos minutos hasta que llegaron unos alguaciles que le llevarían a su ejecución en la silla eléctrica.
Cuando llego a la sala, pudo observar que ésta no era muy grande. Había un pequeño escenario con una silla en el centro y que ésta se encontraba rodeado de un cristal protector. Al otro lado del cristal, Juan observó que se hallaba el juez, los dos abogados y el policía que le habían juzgado antes.
Cuando su vista se cruzo con la de ellos, empezó a sonreír.
Al llegar a la silla, un sacerdote se acercó a él para realizar su última confesión antes de morir.
- “Juan hoy va a ser juzgado por tu pecados como hombre y luego San Pedro te juzgará...” - Empezó a recitar el cura.
- “Ya cállese cura.” - Le corto de manera brusca el criminal. - “No me arrepiento de mis pecados. Es más, os juro a todos vosotros” - Dijo mientras miraba a las cuatro personas a los ojos haciendo una breve pausa. A continuación prosiguió. - “Me vengaré de todos vosotros de la forma más cruel que os podáis imaginar. Así que cura, corte con todo este rollo y empecemos de una vez.”
- “Si es lo que deseas.” - Dijo el cura y continuación le hizo un gesto a su ejecutor, que bajo la palanca.
Tras bajar la palanca, Juan empezó a recibir una descarga eléctrica.
Cuando murió, empezó a oír una voz que había escuchado antes en la celda.
- “Esto no se ha acabado. Ahora vas a volver y quiero que seas más cruel que antes” - Dijo la voz misteriosa. - Pero te voy a dar una habilidad para que te sea todo más divertido. Ahora como espíritu, vas a poder entrar en los cuerpos que desees y podrás controlarlos a tu voluntad, así que disfrútalo.”
Dicho esto, Juan se acercó al policía más cercano que iba a cerciorar su muerte. Tras confirmarlo se adentro en su cuerpo y empezó a controlarlo.
Ya en su interior, Juan se tuvo que controlar para no hacer ningún movimiento raro que hiciera sospechar hasta que estuviera solo.
Cuando la gente abandonó la sala, empezó a reír.
- “Ja ja ja ja. Mucha gracias señor. Cumpliré tu palabra y sembraré el caos allá a donde vaya.”
A continuación, abandono la sala y se fue a: