Al despertar comenzó su nueva vida. Su fuerza y su tamaño no eran más que un recuerdo pero su nueva situación no era tan mala. Sensiblemente más bajito que su ama y sin apenas fuerza física, era casi como una especie de mascota. Descubrió que, si ella no le dejaba, él no era capaz de moverle siquiera un dedo aunque si tuviera en teoría la fuerza suficiente. No podía hacer absolutamente nada contra ella.
Su ama era dulce y cariñosa. Todas las mañanas se bañaban juntos en una gran bañera de latón y él se encargaba de enjabonar y frotar el perfecto cuerpo de su ama.
Después desayunaban juntos deliciosos manjares y después Sir Robert le ayudaba a vestirse, peinarse y maquillarse.
El resto del día solía cumplir todas las órdenes de su ama, que parecía poseer un deseo sexual inagotable. Sir Robert no se quedaba a la zaga y su energía sexual era mucho mayor que su fuerza física: era capaz de follarla tantas veces como ella lo desease, aunque no pudiera ni moverse después. Desgraciadamente, todo ese ejercicio no mejoraba para nada su fuerza física. La maldición de debilidad que le afectaba era muy poderosa.
En las ocasiones en las que su ama quedaba particularmente satisfecha, le concedía alguna gracia, habitualmente una intensa felación en la que acababa tragándose la semilla de Sir Robert.
Ocasionalmente, la doncella se reunía con le resto de mujeres del castillo y Sir Robert se tenía que quedar en el dormitorio de su ama “por su propia seguridad” (de hecho rara vez lo abandonaba).
No tenía relación con ningún otro habitante del castillo. Las comidas las tenía que hacer solo (su ama comía con las demás mujeres) pero las cenas eran siempre el preludio de noches sexualmente intensas.
Copyright 2000 - 2025 21 x 20 Media All rights reserved. This site is property of 21 x 20 Media
All Writing.Com images are copyrighted and may not be copied / modified in any way. All other brand names & trademarks are owned by their respective companies.
Generated in 0.11 seconds at 1:10am on Mar 11, 2025 via server WEBX2.