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  1. Dulce desayuno
  2. Tres doncellas
  3. Enormes atractivos
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Rated: XGC · Interactive · Erotica · #516039
Sir Robert es un valiente caballero pero quizás no sea rival para la bruja Morgana.
This choice: ...seguía acostado en la cama.  •  Go Back...
Chapter #4

Dulce desayuno

    by: shrinkingman Author IconMail Icon
Si Robert dormía un sueño pintado de rojo. En su boca aún tenía el sabor de las tres doncellas y en sus manos aún tenía el tacto de su suave y firme piel. Cuando se despertó, se sentía como si estuviera durmiendo en un colchón vivo. Dos de las damas dormían abrazadas a él. Su aliento era dulce y su piel era blandita y cálida. La tercera, estaba tumbada en la cabecera de la cama y le servía de almohada. Entre las tres formaban una dulce prisión de la que Sir Robert no podía liberarse.

Poco a poco se fueron despertando. La rubita se desperezó y no pudo esperar para darle a Sir Robert un dulce e inocente ósculo en su miembro. La oriental le entregó un apasionado beso en la boca, mordisqueando su labio inferior. La morena simplemente le acarició el cabello.

Tras el despertar las tres doncellas empezaron a desarrollar las tareas que se esperan de las gentes de su condición. Vistieron al valeroso caballero con prendas perfumadas de fino lino y le sirvieron un banquete digno de un monarca, con delicioso pan recien hecho y las más dulces de las mermeladas, durante el cual tenían con él todas las atenciones que un noble como Sir Robert merecería. Mientras la asiática huntaba la mermelada en el pan, la morena se lo introducía amorosamente en la boca. Sir Robert dio un respingo cuando notó que la rubita se había introducido debajo de la mesa.

La audaz joven estaba deshaciendo el cordel que sostenía sus pantalones y los deslizaba poco a poco hacia abajo. Si Robert no pudo evitar que su miembro se pusiera rígido como una roca. Cuando la joven empezó a acariciarlo con la lengua nuestro bravo caballero dejó de ser consciente de lo que le rodeaba.

Cuando finalizó el desayuno Sir Robert aún sentía hambre. Había comido como tres hombres pero no estaba saciado. Fue entonces cuando entró en el dormitorio su anfitriona, la mujer de azul celeste.

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1. Continúan los placeres.

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