I've written as requested from a friend. It is not for people under 18. (spanish) |
Llegado el sábado los planes iban funcionando a las mil maravillas. Los esposos salieron a las horas indicadas de las casas y llevaban la primera parte del plan: el arreglo de flores y frutas con éxito. Sólo que no Julio no estaba para recibirlo así que tuvieron que dejarlo en su oficina y esperar los resultados. Una hora después Julio llegó y leyó la tarjeta. Sólo se echó a reir y fué a donde Enrique, quien le había estado haciendo bromas sobre lo que recibiría de regalo la noche siguiente. Le dijo: “te voy a traer una super modelo con una ropa interior muy chiquita bajo una ropa de cuero que encontrarás amarrada en una cama, dispuesta a todo por tí”. Al Julio entrar a la oficina de Enrique se encontró con su cuñado, César quien estaba organizando las hojas que serían repartidas en la reunión y preparando los archivos, entre otros documentos, mientras hablaba con Enrique sobre la salida de sus esposas ésta noche. --Yo voy a aprovechar la noche para jugar bolos con los muchachos. Hace meses que no voy. Y tú ¿que vas a hacer? Julio—le preguntó como ajeno a la situación. --No lo sé no tengo planes.—contestó mientras le dió una mirada suplicante a Enrique. --Yo estaba pensando en invitarte a cenar ésta noche—dijo de inmediato Enrique cómo salvando la situación.--¿Qué opinas? Podemos ir al restaurante de la esquina y darnos unos tragos de vez. Yo estoy esperando llamada de alguien y necesito una noche tranquila. --Creo que es una buena idea. De una vez me distraigo un rato. No he salido de casa hace varios días y aprovechando que Fabiola va a salir, no tengo que dar excusas para yo hacerlo también. --Bueno pues hablamos luego que tengo mucho trabajo antes de la reunión de ésta tarde.—dijo Enrique acto seguido para sacar a Julio de la oficina y que no viera de qué trataba todo el papeleo. Ya en la reunión Julio estaba un poco triste y no prestó atención a los papeles que les fueron entregados por lo que los planes tuvieron que cambiar. Enrique y César decidieron hacerles señas al jefe para que les exigiera una mejor presentación del plan a seguir y ordenó a Julio que trabajara con ellos la propuesta para el lunes en la mañana la dejaran en su escritorio. Una vez acordado todo, salieron al restaurante a cenar. El restaurante estaba lleno a capacidad por lo que se les hizo muy difícil conseguir un área semi-privada donde el plan nuevo pudiera funcionar. Una vez sentados pidieron unos tragos y comenzaron a sacar los cartapacios y Julio se acordó que dejó el de él en el auto por lo que Enrique se ofreció a recogerlos ya que el auto estaba en la oficina para así de una vez llamar a su esposa y pedirle que atrasase un poco los planes. Al regresar ya la comida estaba servida y procedieron primeramente a comer. Una vez terminada la cena Julio abrió el cartapacio y encontró la nota. --Ajá ya te caché! Sabía que tú eras el que estabas detrás de la bromita de la canasta—dijo inmediatamente olvidando que su cuñado estaba con ellos, de quien él se cuidaba mucho debido a la familiaridad. --No sé de qué bromita me estás hablando.—dijo Enrique con mirada sorprendida ya que no esperaba esa reacción de su amigo, mientras César miraba con cara de espanto por pensar que iba a descubrir el plan de la reconciliación. --Sí, tú te has pasado el fin de semana entero repitiéndome el regalito de cumpleaños que me quieres hacer y ahora te has dedicado a ponerme notitas amorosas para hacerme creer que va a ser ésta noche. Ahora sí que no quiero formar parte de ésta bromita. --Tú crees que yo sería capaz de una cosa así. Lo primero es que frente a César yo no voy a dejarte ese tipo de bromas pues es tu cuñado y sabe cuánto lastimaría a su esposa si encubriera una infidelidad a tu esposa y no lo notificara y en segundo lugar esos papeles no los repartí yo ni tampoco los preparé. Tampoco tengo idea de qué pendeja canasta me estás hablando.—dijo firme a Julio mientras se sorprendía de su actuación ante tal mentira. --César qué tines tú que decir ante ésto. ¿Tienes cómo defenderte? --No tengo que defenderme porque no sé de qué están hablandome pero definitivamente no quiero formar parte de ésto, así que mejor me voy. Toma Enrique, mi parte de la cena.—Le pasó a Enrique $50.00 y salió del restaurante de inmediato como si el resto del plan no hubiera sido afectado. Acto seguido el mesero anunció a Enrique de la llamada telefónica con urgencia y él aprovechó la oportunidad para pedir que trajeran la cuenta y decirle a Julio que lo esperara afuera. Cuando habló por teléfono, se percató que Julio pagó la cuenta de inmediato con la tarjeta de crédito y no verificó la cantidad. Su preocupación no le permitió continuar con la llamada pero se mantuvo en el teléfono para ver los próximos sucesos. …………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… --Disculpe caballero, pero su tarjeta fué declinada por el banco—dijo el mesero a Julio con cara sonriente. Julio pensó que era un descaro que el joven se estuviera riendo por el incidente de la tarjeta lo que le molestó en gran manera y tomó la decisión de hablar con el gerente del restaurante ante tal burla. Acto seguido dirigió su atención al mesero: --Lamento que la tarjeta no haya sido procesada, ¿podría decirme que motivo marcó la máquina donde se procesa? --Indica que excede su límite de crédito. --¿Cree usted que me puede engañar? Esta tarjeta es nueva y tiene más de $1,000.00 de crédito disponible, es imposible que no pase. --No es imposible ya que su cuenta es de $3,578.96—Le indicó el jóven mostrándole la factura. Su rostro no podía enrojecerse más tanto por coraje como por vergüenza. De inmediato se dirigió al gerente y comenzó a pensar en cómo abordar el tema. Le parecía increíble la suma que le había sido indicada por el mesero. Con la factura en sus manos, continuó su camino. --Caballero, ¿puedo ser de alguna ayudad para usted?—dijo el gerente sonriente y de forma muy amable. --Sí, ¿es usted el gerente?—dijo un poco confundido, al ver al hombre. --Por supuesto, ¿cómo puedo ayudarle? --Hace algún rato terminamos de cenar mis compañeros de trabajo y yo. Recibí la cuenta y entregué mi tarjeta de crédito y me fué denegada porque la suma exhorbitante de $3,578; con algo fué cargada a la cuenta. Este no es un restaurante como para facturar más de $1,000 por cada comenzal. Quiero que me dé una explicación de lo ocurrido. --Facilíteme la factura.—luego de verificarla añadió—Sí, justamente me dirigía a resolver ésta situación. Una de las muchachas nuevas se equivocó y le puso el número de mesa que ustedes ocuparon a un grupo de empresarios y su cuenta fué cargada a la de ellos. Cuando el presidente del grupo fué a pagar nos indicó la diferencia entre la cantidad facturada y la comida que ellos consumieron. Cómo los reconoció dijo que el iba a asumir los gastos del grupo y los de ustedes. Yo me dirigía a entregarles la carta en estos momentos explicándoles la situación, pero como no tenía el tiempo para terminarla pedí al mesero que inventara algo para darme más tiempo. --Bueno disculpe los inconvenientes. --No, disculpe usted el mal rato que ésta situación le haya causado. Realmente no esperaba que se fueran tan pronto. Espero regresen pronto y disfruten de un mejor servicio. --No se preocupe volveré. En realidad ha sido muy amable.—Se estrecharon las manos para despedirse y se dirigió a la salida aún más confundido que antes de hablar con el gerente. Acto seguido vió a Enrique en la salida con rostro de enfado. --¿Qué te pasa? ¿Fueron malas noticias las de la llamada? Viendo la puerta de cómo abordar el tema de llegar al hotel aprovechó y dijo—Sí, muy malas. De hecho, las esperaba así o quizás hasta peores. --¿Puedo saber lo que es? Quizás pueda ayudarte de alguna forma. --Que tál si nos vamos y en el camino hablamos. Es un poco lejos de aquí y quiero llegar a allí lo antes posible. Una vez que se montaron en el carro de Enrique, comenzaron la conversación que tanto necesitaban abordar para cumplir su plan. Antes de poder salir bien del área del estacionamiento vieron el carro de César con las luces de precaución encendidas. Al acercarse notaron que había chocado con el muro cerca de la salida y se precipitaron donde él. Lo vieron un poco confundido y aturdido por el golpe recibido en la cabeza en el momento del impacto, pero por lo demás estaba bien. --¿Qué pasó? No habías bebido mucho. ¿Cómo pasó?—preguntó Julio inmediatamente. --No lo sé. El carro se me quedó sin frenos y había una señora cruzando por la salida con varios niños y al verlos me asusté de lastimarlos y preferí darle al muro. --¿Te llevamos?—Dijo julio siendo más una aceveración que una pregunta. --Está bien. --Bueno, súbete porque tengo un poco de prisa para llegar a donde voy. Todos miraron el reloj para verificar que hora era. Ya el reloj marcaba las 11:00 pm. Aún les quedaba llegar al hotel y ver cómo hacían para recuperar a sus esposas antes que Julio tuviera que entrar a la habitación. Estaban muy anciosos por saber qué sorpresa les esperaba a ellos por parte de sus esposas. Cada minuto de la tarde se les había hecho eterno y esperaban ansiosos la recompensa por la larga espera. Julio, inmediatamente como comenzaron la marcha insistió en saber el motivo del (aparente) mal humor de Enrique. --A ver si entendí, contrataste un detective que ha seguido a tu esposa y ha visto sólo reuniones con “amigas”, pero hoy las vió entrar a una tienda de adultos y comprar allí juguetes y demás y entrar a un hotel hace algunas horas. ¿correcto? --Sí, así es. César para ayudar a complicar un poco más la situación y que Julio entrara en tiempo, para “ayudar” a su amigo. –Tengo entendido que nuestras esposas andan juntas. Por lo menos la última vez que hablé con Nancy ella estaba en el cine con ellas. --¿A qué hora fué eso?—dijo Julio sospechoso. --A las 6:00 pm. Estaban dentro de la sala y las pude escuchar quejándose y pedirle que saliera de la sala. --¿A qué hora entró en la tienda? --Según el detective a las 10:00 pm entró en la tienda y no ví el reloj, pero cuando me llamó dijo que acababa de entrar al hotel con 2 muchachas y no tuvo que registrarse, sino que entraron. Ya había acabado su labor y ahora me toca ir al hotel. Lo que necesito es que cada uno de nosotros pida un cuarto excepto tú Julio, así tu averigüas en qué cuarto ella está. Yo te voy a estar esperando y tú le tocas la puerta y hablas con ella. Si no te contesta abre la puerta, no vaya a ser que esté esperando a alguien y la deje sin seguro. Antes de casarnos, ella hizo eso conmigo. --No sé porqué pasas tanto trabajo con Sofía. Antes que ustedes se casaran ella era prostituta. Quizás necesite tener esa vida otra vez y esté esperando que tú hagas lo mismo. Por lo menos eso es lo que me parece. Enrique le dió una mirada fulminante. No podía creer lo que estaba escuchando de su amigo. Pero como él le había pintado las cosas eso era lo que parecía. Aún así hizo que su mirada tuviera algún motivo que no fuera por lo que él acababa de escuchar. –Eso es justo lo que me preocupa. No quiero tener que lidiar con enfermedades de transmisión sexual ni nada por el estilo. Yo la amo pero más me amo a mí mismo. Dicho ésto continuaron en ruta para el hotel. |