An essay on Cien Anos de Soledad (in Spanish). |
La Cifra de Melquíades En la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez los conceptos del tiempo y el espacio revelan que el lugar en que la historia de la familia Buendía ocurre, Macondo, es un lugar imaginario que no existe sino en el ensueño de los protagonistas. Es decir que Macondo es una construcción ficticia. Es un ¨constructo¨ porque la existencia y el desarrollo de Macondo se deben a la familia Buendía. Es metafísica porque Macondo no corresponde al mundo de afuera; el tiempo y el espacio en Macondo no corresponden al normal que conocemos. El tiempo y el espacio (o el cronotopo como diría Mikhail Bakhtin), en Macondo se determinan por un eje que funciona como centro de este mundo imaginario. En Cien años de soledad el eje (o centro) son los pergaminos de Melquíades. Como mundo imaginario, es decir un producto de la mente humana (la cual es producto de su ambiente), Macondo es un espejismo del mundo real. En primer lugar es importante ubicar el contexto de la novela. El contexto es algo parecido al cronotopo que se describirá a continuación porque se trata del espacio y el tiempo pero en este caso, de la realidad objetiva. La duración de la novela no es meramente cien años como sugiere el título. (Este título tiene más importancia que una indicación de tiempo.) Sabemos que Pilar Ternera muere con más de 140 años y Úrsula con más de 120. Sería más útil considerar la novela como una historia que empieza poco después de la independencia regional y termina poco antes de la época en que García Márquez la escribió. Por lo tanto se trata de muchos acontecimientos históricos de importancia en el desarrollo de Colombia. El lugar de la novela es un poco más fácil ubicar que el tiempo. Se ubica en una ciénaga colombiana cerca del litoral del Caribe, no muy lejos de lugares que existen en la realidad como la ciudad de Riohacha. Es una región desconocida y aislada aunque hay rasgos de civilización, como el viejo galeón. La construcción de Macondo tiene varias manifestaciones. La más obvia es la construcción física. El relato sigue el desarrollo de Macondo desde la llegada de los Buendía, la formación de vínculos de correo y gobierno con el resto de Colombia, la llegada del tren y el esfuerzo de Gastón para abrir un aeropuerto. Termina con la destrucción de Macondo. Es así que la novela se trata de Macondo como construcción física de la familia Buendía. Se da por sentado que los pueblos nuevos sean modernos, entonces sería razonable pensar en Macondo como ejemplo de la modernidad. Pues no lo es. De hecho es más cómo una reflexión o un espejismo de un pueblo moderno. Esto es evidente por la manera asombrosa en que los habitantes de Macondo conocen las cosas que para el resto del mundo son cotidianas, mientras las cosas fantásticas que no tienen lugar en el resto del mundo no les llaman la atención. El imán y el hielo son cosas ‘mágicas’, y mientras Remedios la Bella asciende al cielo, lo único que le preocupa a Fernanda es que sus sábanas vuelvan. Macondo es también un lugar metafísico. La manifestación de la construcción metafísica es creada por los habitantes de Macondo y por el autor de los pergaminos misteriosos, Melquíades. Como los habitantes de Macondo viven en un espejismo de la realidad, el espejismo debe ser suyo. Es suyo porque los espejismos salen de las experiencias (y por ende salen de la mente) de las personas que los ven. Por lo tanto no sólo es la apariencia de Macondo sino también las teorías, emociones, y el sentido de su existencia en su propio lugar que los macondinos han construido. Melquíades tiene una de las voces más importantes de la novela. Escribe los pergaminos que narran la historia de Macondo. En un sentido, escribe Cien años de soledad. Pero lo que construye es más que un lugar. Como en el cuento de Jorge Luis Borges, El jardín de los senderos que se bifurcan, el autor construye un laberinto, un laberinto que se revela en la última página de la novela. El laberinto es la novela y como ya veremos se manifiesta en el tiempo y el espacio. Es posible imaginar el tiempo y el espacio en Cien años de soledad como dos cosas indisolublemente unidas, un cronotopo(1). Esto es el laberinto. El laberinto es redondo y obviamente su límite no tiene término. Mientras más cerca al centro del laberinto uno esté, más rápido se da la vuelta y más lejos se está del mundo de afuera. En el círculo más alejado del centro uno tiene que viajar mucho más lejos para cubrir la misma distancia con relación al centro. Usando esta metáfora algunos acontecimientos recobran su sentido en la novela. Primero, cuando Úrsula sale en busca de José Arcadio piensa que sólo ha estado ausente algunos días mientras José Arcadio Buendía dice que ella ha estado ausente durante meses. En la novela sólo se dedica un par de páginas a este episodio. Digamos que para quien da la vuelta al laberinto circular una vez, su vuelta parece ser como un año. Digamos también que todos los protagonistas viajan a la misma velocidad en el laberinto aunque estén en diferentes órbitas. En el tiempo que Úrsula está ausente quizás haya cubierto una vigésima parte de su ‘año’, mientras que José Arcadio Buendía haya cubierto casi la mitad. Así vemos que José Arcadio Buendía en este momento está cerca al centro del laberinto y su órbita es pequeña y rápida en relación a la de Úrsula. El centro del laberinto contiene los pergaminos de Melquíades, las claves de la existencia de Macondo. El que termina el en centro del laberinto con los pergaminos es Aureliano Babilonia. Macondo, como todos los ‘mundos’ imaginados o creados por hombres, tiene un centro que funciona como eje de su mundo. Mircea Eliade describe el centro como el lugar donde cielo, infierno, y tierra se encuentran juntos(2). O sea, el centro es el lugar donde todo puede existir en el mismo sitio en el mismo momento. Esta idea no es solamente filosófica. La física tiene el concepto de un ‘agujero negro’ que tiene una fuerza de gravedad tan fuerte que nada puede escapar. El centro del agujero negro, infinitamente pequeño, espeso y compacto, contiene galaxias enteras. Cuando se dice al final de la obra que Melquíades había escrito los pergaminos para que todos los momentos de un siglo sucedieran a la vez, aquello significa que cada cronotopo de la novela se encuentra en el centro al mismo tiempo. El susodicho concepto del ‘cronotopo’ de Mikhail Bakhtin es una manera de comprendcr Macondo como una construcción. El cronotopo es la idea de que el tiempo y el espacio son inseperables y forman un índice de cronotopos únicos, sin iguales(3). La concepción de la novela tiene muchos de estos cronotopos distintos(4). En Cien años de soledad el Macondo de García Márquez es representado por los pergaminos de Melquíades que representan para Aureliano Babilonia la historia de Macondo. Gabriel García Márquez, Melquíades, y Aureliano Babilonia; ya son tres cronotopos. Finalmente, la narración de Cien años de soledad representa para los lectores la síntesis de la realidad de García Márquez, Macondo, y Aureliano Babilonia. Así que nosotros pertenecemos a un último cronotopo sin el cual Macondo no existe por completo. En el momento que yo, un individuo en un cronotopo sin igual, leo Cien años de soledad, el constructo de Macondo existe, si no lo leo, no tengo la experiencia, y sin esa experiencia el montón de momentos siguientes se harán diferentes por la falta de Macondo en mi experiencia. Aunque la existencia del libro no dependa del hecho de leerlo, lo que representa depende de este hecho. Así somos parte de la novela. Ningún cronotopo puede ser igual a otro porque la historia influye en el cronotopo del presente, y el cronotopo del presente formará parte de la historia que influirá en los cronotopos del futuro. Otra idea de Bakhtin es lo del dialoguismo. Cada mensaje literario existe en un contexto que consiste en ‘palabras’ constituidas por más de una voz. No hay palabra que no tenga contexto. Como cada mensaje es dirigido a alguien, no sólo es la voz del emisor, sino también ¨ la voz ¨ del receptor . Por lo tanto, la historia no puede repetirse exactamente porque cada acción y reacción es condicionada por la experiencia. Así los cronotopos tienen que ser distintos y cierta repetición se desarrolla con el paso de tiempo, pero nunca del mismo modo. Hay evidencia de este desarrollo en la novela. Este tipo de repetición en Cien años de soledad es una cosa que se percibe desde el primer momento. Mircea Elíade explica en The Myth of the Eternal Return cómo los arquetipos se repiten de una manera cíclica(6). Este ciclo está conforme a la mitología de los indios guajiros del litoral del Caribe de Colombia. Esta mitología se ve más explícita cuando Rebeca llega a Macondo con el talego que contiene los huesos de su padres. Esto corresponde a las ceremonias funerarias del guajiro(7). Lo que tiene que ver con la historia cíclica es el mito de los muertos volviendo a la tierra después de su paso a la muerte en forma de lluvia(8). El ciclo es muy semejante a lo que plantea Elíade. Hay muchos ejemplos de ciclos que se repiten en la novela. El Coronel Aureliano con sus pescaditos de oro que deshace y rehace, la repetición de nombres, y el ejemplo más explícito, Úrsula, la cual siempre dice que “es como el mundo estuviera dando vueltas” Además, el diluvio después de la masacre es un signo importante de la renovación en el mundo y el principio de un ciclo nuevo. Hay repetición en el juego de palabras del ‘Gallo Capón’, y en los acontecimientos generales de la familia Buendía, pero no es repetición exacta sino repetición con semejante. Ocurre en el mismo lugar pero en otro momento. Recordemos que no hay dos cronotopos iguales. En su libro Speculum Mentis, R.G. Collingwood describe el desarrollo dialéctico de un individuo, no como viaje desde la simpleza hasta la complejidad, sino desde la complejidad a una simpleza errante(9). Aunque no funciona exactamente así con la historia, la idea es parecida. Pensemos en una serie dialéctica, A,B,C. A es la historia verdadera, sin error. Pero esta historia, tan verdadera y perfecta, es inutil mientras nadie la sepa. Hay que contar la historia y no importa la manera de contarla, pasa a un cronotopo nuevo, por ende cambia. La historia ya pertenece a B, pierde su pureza, contiene a A, pero no es A. Como ya hemos visto, esta historia influye en los cronotopos futuros. La síntesis de A y B produce una nueva realidad, A1(10). Luego A1 pasa a un nuevo cronotopo cuando es contada de nuevo, aunque todavía está representada como A, no lo es. Es la sintesis de A y B, o A1; además, en el nuevo cronotopo ya pertenece a C. Resulta en B1 o A2. La extraña conclusión de la novela refiere a esto: …Pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre…. “Irrepetible desde siempre” sería redundante si no se considerara el tiempo de la historia en la forma que hemos considerado. Dice Octavio Paz: “Cuando digo ‘en este instante’ ya pasó el instante”. De esta manera el hombre está separado de la eternidad de todos los momentos siendo uno(11). Así se ve la exclamación de Melquíades “He alcanzado la inmortalidad” no como el hecho de vivir eternamente sino la superación de los límites del tiempo lineal. Hay que considerar el tiempo en Cien Años de Soledad como tiempo mítico. El tiempo mítico no tiene fechas fijas, ni es lineal(12). Por lo tanto el tiempo en esta novela se parece al concepto del tiempo que propone Kant. Según Kant, los momentos distintos forman parte de un tiempo completo. Cada momento es parte de lo que es el tiempo entero, y los momentos se manifiestan en la representación de objetos(13). Ahora consideremos unos objetos que aprecen en Cien años de soledad, antes de todo, el cuarto de Melquíades. El cuarto de Melquíades es el sitio eterno de sus pergaminos. Durante la novela el cuarto es representado de varias maneras. Primero vemos que es inmune a los insectos y las telarañas que destruyen poco a poco al resto de la casa. Luego vemos que sólo algunas personas perciben el cuarto así. Cuando José Arcadio Segundo se esconde ahí, percibe un cuarto limpio, ‘olvidado por el tiempo’ mientras sus perseguidores perciben un cuarto olvidado por el hombre, polvoriento y lleno de telarañas. Como el viaje de Ursula, la manifestación del tiempo depende en la intuición, la experiencia de los protagonistas. Algunos de los objetos más importantes en la novela son los inventos de Melquíades. La primera cosa que trae a Macondo es el imán. Los imanes funcionan por fuerza electromagnética. La fórmula para calcular esta fuerza es algo muy parecido a la que se usa para calcular la fuerza gravitacional, sólo se cambian los variables. Además Melquíades proclama cuando demuestra el imán al pueblo, que “las cosas tienen vida propia” y que es sólo cuestión de despertarles el alma. Ya hemos visto la idea de la construcción de Macondo como un mundo circular con una fuerza gravitacional irresistible en el centro como un agujero negro, y que los momentos distintos se manifiestan en ciertos objetos. La segunda cosa que trae a Macondo es el catalejo, o lupa, para concentrar la luz del sol. Ludwig Feuenbach, del movimiento de jóvenes hegelianos, dice que de la misma manera en que con la luz del sol se puede prender fuego cuando se concentra, el ‘fuego de experiencia’ se enciende por la compresión de un ser entero en el punto focal de un momento temporal(14). También hay otro avance de tecnología en Macondo, el daguerrotipo. El daguerrotipo es casi la única manera de conservar la memoria o parte de la historia en Macondo. Es la única manera de conservarla porque en aquella región los papeles y tejidos son rápidamente destrozados por las fuerzas de la naturaleza(15). El daguerrotipo de Remedios perdura hasta el final de la novela. Es casi la única memoria de los primeros años de Macondo que existe al fin, por ende la Remedios de catorce años es inmortal. Así en el tiempo que no es lineal y el momento que es parte del tiempo entero, la existencia de un momento, la certidumbre de un cronotopo fijo es inmortal mientras sea recordado. En Cien años de soledad el centro del ser del tiempo y toda la fuerza, son los pergaminos de Melquíades. Así se conserva la historia, se concentran cien años de historia en un momento completo, y se alcanza la inmortalidad, pero sólo mientras se lean esos pergaminos, porque en la historia y el cronotopo macondino, la naturaleza los destruye. En aquel momento todo lo que pasó en Macondo deja de seguir existiendo, todo vuelve a la nada en la forma de la sopa primordial de donde había venido, aunque los lectores de la novela retienen ‘su’ Macondo en su memoria. La manera en que la familia Buendía vive en su mundo es diferente de la manera en que el resto del mundo vive. Rechazan su historia, o quizás niegan la historia. La familia se traslada de la civilización a la naturaleza, en el camino pierden la ciencia y conocimiento del mundo. Por ejemplo, a pesar de que están en América, José Arcadio Buendía llega a la asombrosa conclusión de que el mundo debe de ser “redondo como una naranja”. Otro ejemplo de la negación de la historia es cuando el Coronel Aureliano quema los artefactos de Remedios, su esposa difunta. El tema del incesto se puede considerar como la negación de la historia más profunda porque no sólo niega los orígenes de los protagonistas pero niega a las generaciones futuras. ¿Por qué niegan la historia? Puede ser que la estirpe Buendía lleva el síndrome de Asperger, lo cual pertenece al autismo. El Coronel Aureliano está descrito en el daguerrotipo familiar: “Tenía la misma languidez y la misma mirada clarividente que había de tener años más tarde frente al pelotón de fusilamiento.” Aureliano es un fracaso social. Se casa con una niña y termina su vida en su taller haciendo, deshaciendo, y rehaciendo sus pescaditos de oro. Su sobrino, Arcadio, es un fracaso social también. No sólo tiene una apariencia cómica pero se enfada por cosas triviales. La protagonista que cabe más como autista es Remedios, la bella. No tiene sentido de las normas sociales. Anda desnuda, habla rarezas, y no tiene vergüenza cuando el forastero la espía desde el techo. Los gemelos también heredan la rareza de la familia: “…y lo único en común fue el aire solitario de la familia.” Aureliano Babilonia demuestra esas características también. Se encierra solo y trabaja descifrando los pergaminos, (también se ve que es muy inteligente). Hay bastantes ejemplos de comportamiento que caben en la descripción del síndrome de Asperger, pero lo importante es lo que significa para el concepto de la historia que tienen los protagonistas. La frase ‘el mundo era tan reciente’ ocurre dos veces en Cien años de soledad, y evoca una nostalgia en el lector. Pero desde el punto de vista del protagonista no es necesariamente así. Mientras en nuestra posición de lector estamos pensando en la nostalgia, el protagonista (especialmente el que padece de algunas características de Asperger) tiene miedo. Tiene miedo porque no tiene experiencia y, por ende, no puede comprender su mundo(16). Para concluir, Macondo es una construcción imaginaria que se vuelve a construir cada vez que se cuenta su historia. Cada vez que se construye, cambia. La forma de la construcción de Macondo que se revela en las últimas páginas es la de un laberinto del espacio y el tiempo. Al centro de este laberinto están los pergaminos de Melquíades, los cuales se pueden concebir como un agujero negro que por su extraordinaria fuerza determina la dirección y el destino de todos los protagonistas. Este modo de ver a Macondo tiene consecuencias para la lección de la novela. Cada acontecimiento ocurre en un cronotopo único, e influye en los cronotopos futuros. Algunos objetos de Cien años de soledad demuestran la idea del dialogismo. En el cuarto de Melquíades todos los tiempos de la novela se encuentran, y se manifiestan de acuerdo del punto de vista único de cada protagonista que mira al cuarto. El imán se usa para “despertar el alma” de las cosas en Macondo; corresponde a los pergaminos. El catalejo se usa para concentrar la luz: corresponde a la historia construida por la fusión de los cronotopos múltiples. El daguerrotipo se usa para conservar la memoria; así los protagonistas pueden alcanzar la inmortalidad. Hay mucha repetición en Cien años de soledad, pero no repetición exacta sino con algunas diferencias. Los errores y pecados de los protagonistas se repiten. Resulta en una negación de la historia. Así la frase “el mundo era tan reciente” (la cuál se repite) lleva una nostalgia para los lectores, mientras para los protagonistas que pertenecen a aquel cronotopo, es algo asombroso. Cien años de soledad se trata de historia, tiempo mítico, y cosmogonía en los tiempos modernos. El hecho de leer la novela completa la obra, y la obra añade su historia irrepetible a nuestra experiencia. 1)Bakhtin, M.M. The Dialogic Imagination. (Traducción de Caryl Emerson y Michael Hoquist.) University of Texas Press. Austin. 1981. P.84. 2)Eliade, Mircea. The Myth of the Eternal Return. Princeton University Press. Princeton NJ. 1954. Pp.12,16. 3)Bakhtin, M.M.Op. Cit. P.84. 4)Ibid. P.256. 5)Danow, David K. The Thought of Mikhail Bakhtin: From Words to Culture. St Martins Press. New York. 1991. P.60. 6)Eliade, Mircea. Op. Cit. 1954. 7)Corwin Jay, La Transposición de Fuentes Indígenas en Cien Años de Soledad. Romance Monographs. Mississippi. 1997. Pp.27-30. También ver Perrin, Michel. (Traducción de Michael Fineberg.) The Way of the Dead Indians. University of Texas Press. Austin. 1987. Pp.110,111. 8)Perrin, Michel. (Traducción de Michael Fineberg.) The Way of the Dead Indians. University of Texas Press. Austin. 1987. P.109. 9)Collingwood, R.G. Speculum Mentis: Or the Map of Knowledge. Oxford University Press. London. 1924. P.206. 10)Ibid. 11)Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Fondo de Cultura Económica. Mexico D.F. 1972. P.188. 12)Ibid. 13)Kant, Immanuel. Critique of Pure reason. P.75. 14)Feuenbach. Ludwig (Traducción de James A. Massey). Thoughts on Death and Immortality. California University Press. Berkeley. 1980. P.57. 15)Corwin, Jay. Op. Cit. Pp.54,55. 16)Warnock, Mary. Imagination and Time. Balckwell, Oxford. 1994. P.92. Obras Citadas Bakhtin, M.M. The Dialogic Imagination. (Traducción de Caryl Emerson y Michael Hoquist.) University of Texas Press. Austin. 1981. Collingwood, R.G. Speculum Mentis: Or the Map of Knowledge. Oxford University Press. London. 1924. Corwin Jay, La Transposición de Fuentes Indígenas en Cien Años de Soledad. Romance Monographs. Mississippi. 1997. Danow, David K. The Thought of Mikhail Bakhtin: From Words to Culture. St Martins Press. New York. 1991. Eliade, Mircea. The Myth of the Eternal Return. Princeton University Press. Princeton NJ. 1954. Feuerbach. Ludwig (Traducción de James A. Massey). Thoughts on Death and Immortality. California University Press. Berkeley. 1980. Frith, Uta. (Ed) Autism and Asperger Syndrome. Cambridge University Press. Cambridge. 1991. Kant, Immanuel. Critique of Pure reason. http://www.hkbu.edu.hk/~ppp/cpr/aesth.html 11/05/2004 Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Fondo de Cultura Económica. Mexico D.F. 1972. Perrin, Michel. (Traducción de Michael Fineberg.) The Way of the Dead Indians. University of Texas Press. Austin. 1987. Warnock, Mary. Imagination and Time. Balckwell, Oxford. 1994. |