Entrevista al ilustrador brasileño Lambuja. |
Link web http://issuu.com/invasivarevist/docs/invasivaparaweb16?mode=window&backgroundCol... Lambuja! es uno de esos suertudos que trabajan de lunes a viernes exclusivamente en lo que más les gusta. Es uno de esos afortunados con crianza a la orilla del mar. De esos que no poseen educación formal en su materia porque nacieron con el don. Y llevan una vida «confortable». Ah, y son brasileños. Es que «lambuja» en portugués es «ventaja». Es un ilustrador, nacido a principios de los años 80 (cual si fuera una señora coqueta no dice su edad exacta). ¿Infancia? Feliz, en Guarujá (costa de San Pablo), al lado del mar, con dos hermanas, papá y mamá, de quien heredó la facultad del dibujo porque ni él (ni ella) tuvo educación formal. Es más, tiene muy poco trabajo hecho a mano. ¿Adolescencia? No muy feliz, pero «¿alguien puede ser feliz en (la) adolescencia?». Pero no es de esos otros suertudos que se ponen frente al lienzo en blanco y ¡paf! hete aquí la ilustración. Incluso cree que es peligroso «partir de la pantalla blanca y construir sin un plan», por lo que usualmente comienza con un raff a lápiz, aunque a veces el peligro y el desafío del blanco lo seducen y empieza «sin tener la mínima idea acerca de lo que estoy haciendo». ¿Y qué está haciendo ahora? «Tengo empleo fijo como ilustrador infografista» en un portal de internet brasileño, IG Internet Group (http://www.ig.com.br/), una onda ViaRosario pero con una llegada a «un público gigantesco», como él lo define. Dice que está muy contento con ese trabajo y que en este momento no le parece buena idea lanzarse definitivamente como freelance: si bien tiene algunos trabajos que le provienen de este lugar, cree que no es buen momento pues «todavía no tengo una buena cartera de clientes (…) En Brasil el mercado editorial paga muy mal y exige plazos inhumanos». Sin embargo, cuando «realmente vale la pena» lo hace: «no necesariamente lo hago por dinero, sino porque la idea es buena y porque el plazo para la confección del dibujo es lo suficiente para que yo pueda hacer algo de que me pueda enorgullecer». «De cualquier manera, lo que me mueve es ilustrar una buena idea, sea mía o de un cliente». ¿Y quién lo mueve (inspira, provoca…)? Y la lista empieza: Vermeer, Diego Velázquez, Caravaggio (artistas del Barroco); Hayao Miyazaki (el director de «El viaje de Chihiro»), Julio Verne, Lewis Carroll, Aldous Huxley, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda (escritores de esas historias fantásticas que él tanto adoraba cuando niño, 20.000 leguas adentrado en el mar, surcándolo sobre el espinazo de Moby Dick); Tim Burton, Federico Fellini, Charles Kauffman, Wes Anderson (cine bizarro, absurdo pero genial sobre todos los adjetivos); Sir John Tenniel, Benício, Simon Bisley, Laerte y Angeli (ilustradores de lo caótico y fantástico, cada uno desde su época y lugar); y mamá e a namorada Janara. ¡Ah, qué romántico! O no, porque después dice que le gusta dibujar mujeres, «sobre todo chicas malas. Y cachondas». Y «experiencias nocturnas». «Y el mar». De aquí quizás la inspiración para la ilustración titulada «Encarte do Tokyo Savannah» (Tokyo Savannah: banda paulista de rock, vale la pena chequear): girl fight! con camisetas mojadas, guitarra a punto de ser partida en cabeza rival, grito de guerra acojonado con revoleo de plancha doméstica incluido, sumergidas en el mar a caballito de otras damas, y con tetas al aire. Y tatuajes. Una estética que se ve le gusta mucho y que maneja perfecto. Y para lograr esa estética, esa especie de sello personal, tiene sus trucos. Luego de ese primer boceto de lápiz que contaba en un principio, pasa a la compu. Cuenta que su primer ordenador lo compró «cuando ya estaba cursando clases en la universidad en Minas Gerais», en la facultad de Comunicación Social, y que era un completo analfabeto, «no sabía nada, ni siquiera de Windows», y se instaló el Photoshop CS. Digamos que pasó de ser iletrado a premio Nobel de literatura, haciendo una hipérbole, casi. «Lo aprendí casi solo, investigando, practicando, conversando con los otros, sondeando», conoció los básicos a través de una profesora suya, que más que diseñadora o dibujante era una gran artífice del collage. En esos inicios trabajó en el núcleo universitario de estudios y producción de cómics (a través del otorgamiento de una beca), y publicó también un fanzine. En ese entonces «mi trabajo era completamente artesanal; dibujaba todo manualmente, en papel, con lápiz, borrador y bolígrafo». Claro que ahora no usa la artesanía en sus trabajos, al menos no en este sentido… ZBrush y Xsi (más su adorado Photoshop, claro) son sus nuevos instrumentos a través de los cuales perfecciona sus creaciones. ZBrush es un soft de modelado 3D, texturado y pintura digital que se basa en un principio de esculpir sobre un modelo, y fue usado en películas como «El señor de los anillos»; y Xsi Softimage es otra aplicación 3D que permite un cuidado y preciso modelado, especialmente usado en rostros. «Yo uso el 3D como soporte para el bidimensional». Aprendió con cursos relámpago pero sobre todo a través de tutoriales de YouTube y Torrents, «existen muy buenos tutoriales por ahí», recomienda. Asique por todo esto se puede inferir que adora dibujar, que es lo que más disfruta en el mundo… pero no: «hay gente que considera que dibujar es muy placentero. Es la gente que organiza reuniones para dibujar en bares, como si estuvieran juntos para fumar marihuana o jugar cartas… Para mí no es así que sucede. Para mí dibujar es un trabajo muy cansado (por cansador), fastidioso… si bien es necesario… (…) También creo que pierdo más tiempo mirando los dibujos que efectivamente haciéndolos. Y siempre pido la opinión de los otros. La verdad es que estoy cercado de gente muy competente». ¿Y qué le gustaría hacer en un futuro? «Me gustaría un día de estos dibujar para niños. Un librito, no sé. Adoro historias infantiles llenas de significados implícitos, profundos. Como una historia de Pixar, pero más libertario. Con tetas. O me gustaría dibujar un gran épico sobre la humanidad». Lambuja (cuyo nombre real aparece por allí en su Flickr, pero al respecto de esta nota se considera mejor conservarlo para la intimidad) es un gran artista que parece no tanto disfrutar del proceso de lo que hace sino más bien de la gente con la que trabaja, de la idea inicial y del resultado final, que es al fin y al cabo lo que va a quedar de toda esa aventura gráfica. Y todo esto porque Lambuja cree que existen cosas mucho mejor para hacer en la vida, «como follar, emborracharse y perder el tiempo». Y es que en realidad, y como siempre, está «tratando de ser honesto». |