Había una vez una flor llamada Daisy.
Ella era muy hermosa. Sus pétalos eran los más brillantes del jardín.
Las otras flores sentían envidia por la belleza de Daisy.
Un día un ave que volaba por el jardín tropezó accidentalmente con Daisy.
Daisy perdió uno de sus pétalos.
El ave se disculpó y siguió su camino.
Las flores del jardín se burlaron de ella.
Daisy se puso muy triste y cada día salía menos.
El sol se dio cuenta de esto y le habló a Daisy.
Daisy – no debes sentirte fea por no tener uno de tus pétalos. Esto te hace más especial y diferente del resto.
Al oír estas palabras, Daisy volvió a sentirse feliz. De ahí en adelante, salía todos los días a recibir los rayos de sol, muy contenta y confiada.
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