Derik Koprovitch, llamado simplemente "Rubén" en ese país gracias a una falsa identidad, llevaba varias horas siguiendo a esa chica de 18 años llamada Ana. Su misión era sencilla: secuestrarla y llevarla de una pieza y sin llamar la atención al grupo mafioso para el que solía trabajar. Entonces ellos la retendrían, pedirían un rescate a su (asquerosamente) rica familia y Derik se llevaría una parte sustancial.
El hombre sonrió. Cometer un secuestro en un parque desierto como aquél era mucho más sencillo que esperar en el instituto y seguirla hasta su casa. Derik, evidentemente, había visto ese extraño objeto volador pero no le prestó mucha atención teniendo a su objetivo tan cerca. Se acercó lentamente por detrás de la chica mientras ésta se agachaba y lo inspeccionaba, pero en el último momento ésta se giró y soltó un gritito, dejando caer la bola negra que había extraído del objeto volador.
Derik reaccionó a tiempo, con la experiencia de muchos años de delitos a sus espaldas. Cogió un pañuelo doblado de su bolsillo empapado en cloroformo y lo apretó contra la cara de Ana. La chica forcejeó, pero no era rival para esa masa de músculo de 1,90m y 105kg. No tardó en caer inconsciente, tras lo cual Derik la amordazó, la ató de menos y pies y le puso un saco en la cabeza. Cogió su mochila y miró un momento la bola del suelo.
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