Jake se lo piensa. Nuevamente intenta alejarse de la Súcubo, pero esta ni siquiera necesita forcejear, Jake vuelve a cerrar los ojos concentrándose en su propio placer. Ya ni siquiera puede pensar con claridad. Todo su mundo se reduce a la frustración del orgasmo que no llega. Solo necesita decir que sÃ. Casi llora cuando piensa en las consecuencias, pero no puede aguantar más.
-Acepto. ¡Hazlo!, ¡Hazlo!
El hombre de la gabardina niega con la mano.
-Es tu Bestia. Solo tienes que pensar en las órdenes. Él las seguirá.
Jake duda otro instante. No solo tiene que aceptar, tiene que dar él la orden. Es como si la matase en persona. La resistencia mental cae en unos pocos segundos. "Hazlo", piensa.
A través de La Bestia, ve la puerta de Lauren caer. La mujer se gira sobresaltada. No debe poder creer sus propios ojos, porque la expresión de su rostro muestra tanto miedo como confusión. Chilla aterrada. Jake puede escuchar los gritos por duplicado, primero a través de La Bestia y luego a través de sus propios oidos.
Ve a Lauren retroceder mientras el demonio avanza lentamente. Agarra la botella de vino y se la tira. Jake siente el impacto, pero no hay dolor. Sin embargo es como una señal para La Bestia, que se abalanza a velocidad sobrehumana contra la mujer. Lauren intenta correr hacia la ventana, la salida más cercana. Tropieza cayendo de rodillas al suelo, pero aunque no lo hubiese hecho no le habrÃa dado tiempo. La Bestia la agarra con una sola mano por la cadera. Debe apretar demasiado porque Lauren grita dolorida. Da golpes con ambos puños intentando soltarse. Jake vuelve a oÃr gritos, esta vez de auxilio. De algún modo verla allà atrapada, retorciéndose para intentar escapar, y totalmente indefensa, le hace exitarse un poco más.
La Bestia la gira hacia sà mismo. Usa la mano libre para arrancarle la camisa de un tirón, dejando su torso cubierto por un bonito sujetador negro. Claro que la pieza de tela no dura mucho más. El último tirón deja al descubierto dos tetas de buen tamaño, con pezones oscuros de areola grande, aunque no demasiado. Lauren deja de forcejear unos instantes mientras sus ojos azules se clavan en la entrepierna del demonio. Entonces grita con tanta fuerza que comienza a quedarse sin voz. Aunque Jake no puede verlo, puede sentir la erección de La Bestia. Tampoco puede ver el tamaño desmedido de su pene, tan largo como el brazo de Jake desde el codo hasta la punta de los dedos, subiendo poco a poco entre ambas piernas, deslizándose sobre las medias mientras Lauren no para de patalear. También intenta cerrar las piernas, pedir socorro de nuevo, e incluso suplicar. Eso si puede verlo Jake, la figura de su madre agitándose continuamente, su rostro aterrorizado, y como desencaja la mandÃbula de dolor cuando el miembro demonÃaco empieza a penetrarla. También siente el pene desgarrando la carne y empezando a bombear. De pronto es como si follase por duplicado. Una situación increible para cualquiera.
La Bestia comienza a mover la mano arriba y abajo, como si se estuviese masturbando, pero con el cuerpo de Lauren. Los pechos de la pobre mujer rebotan de arriba abajo. La melena rebolotea en todas direcciones.
La sangre comienza a escorrer entre las piernas, manchando además la propia falda y el suelo.
Jake ya no aguanta más. La doble experiencia sexual sin llegar al éxtasis le está consumiendo por dentro. Ordena mentalmente matarla. La Bestia sin embargo sigue violándola salvajemente sin obedecer. Vuelve a intentarlo desesperadamente. Nada.
El hombre de la gabardina habla una vez más.
-La primera tienes que matarla tú.
Jake no puede creerlo, pero ya es demasiado tarde para echarse atrás
Se levanta quitándose de encima a la Súcubo que sonrÃe maliciosamente. Cae al suelo al intentar dar dos pasos. Tiene los pantalones por los tobillos. Se los quita comicamente para correr, desnudo de cintura para abajo, con una erección considerable, a la habitación de su madre.
Al entrar la ve con brazos y piernas inertes, con el rostro torcido por el dolor, y casi sin sentido. Sin embargo reacciona al oÃr pisadas. Mira a Jake, aún asustada.
-¡Jake!, ¡Corre!
Jake avanza trastabillando. Sin darse cuenta ha surgido una especie de hoja del anillo, como una navaja. Ante la mirada de sorpresa de su madre, corre hacia ella y la apuñala una vez tras otra. No sabrÃa cuando la ha matado de no ser porque eyacula en ese mismo instante. Solo entonces se da cuenta de lo que ha hecho.
No siente remordimientos, pero acaba de dejar su propio ADN como prueba del delito. A modo de respuesta, escucha al hombre de Gabardina.
-Tranquilo muchacho. Con el anillo puesto, tu semen no parecerá humano cuando lo analicen. - Comienza a desaparecer. - Ya no nos veremos más. A partir de ahora La Bestia y La Súcubo te obedecerán ciegamente. Yo pensarÃa en qué hacer con este desastre. Puedes hacer que tu pequeña Súcubo particular tome la apariencia de tu madre mientras La Bestia devora el cuerpo. O puedes llamar a la policÃa, denunciar un asesinato y... bueno, eso te acerca más a heredar una fortuna, ¿no?
Y sin más, el hombre desaparece.
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